Estos son los factores que influyen en la germinación de semillas

Dependiendo de la especie, varios pueden ser los factores que inciden en este proceso, pero por ser los principales, hablemos del agua y oxígeno, radiación, presencia de sustancias inhibidoras o activadoras de la germinación,  cubierta seminal y  madurez del embrión.

 

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Ing. Agr. MsC. Giovanna Santana/ santanagiovanna@gmail.com /Twitter: @AgroGiova

 

Para la mayoría de las personas, la germinación se produce cuando vemos que una planta emerge del suelo poco tiempo después de sembrar una semilla (figura 1). Ciertamente, para poder ver a una plántula emerger del suelo, tuvo que haberse dado la germinación satisfactoriamente, pero este hecho en sí mismo no es este proceso, vamos entonces a definirlo:

La germinación es la primera fase del ciclo de vida de las plantas, que inicia desde el momento en el que colocamos la semilla en el suelo/sustrato húmedo, hasta que la radícula emerge a través de la cubierta seminal. Este proceso no podemos verlo a simple vista porque se da dentro del suelo. En términos fisiológicos, la germinación abarca tres grandes fases: imbibición, reactivación del metabolismo y el crecimiento del embrión.

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Figura 1. Plántulas de lechuga emergiendo del sustrato en bandejas de germinación. El proceso de germinación fue satisfactorio y no se observó a simple vista. Foto cortesía del Ing. Agr. Elio Guevara guevara.elio@gmail.com

 

Cuando la germinación no se lleva a cabo satisfactoriamente, comúnmente se piensa que la semilla estaba mala, pero no siempre es así. En la naturaleza, diversas especies vegetales tienen como mecanismo de sobrevivencia y permanencia en el tiempo, bloquear la germinación hasta que el medio ambiente (interno o externo de la semilla) se encuentre apto para tales fines. Claro está, las semillas certificadas de las plantas cultivadas, debido al mejoramiento genético y al manejo, no tienen latencia (no deberían tenerla), por lo que deberían germinar sin ningún inconveniente.

Dependiendo de la especie, varios pueden ser los factores que inciden en este proceso, pero por ser los principales, hablemos del agua y oxígeno, radiación, presencia de sustancias inhibidoras o activadoras de la germinación,  cubierta seminal y  madurez del embrión.

 

Agua y oxígeno

El agua estimula la germinación siempre y cuando su potencial hídrico sea mayor al de la semilla. Dicho en otras palabras, el contenido de sales del agua de riego no debe ser superior al de la semilla, porque si esto ocurre, la semilla no germinará. Lo mismo con el sustrato.

El agua es importante debido a que su presencia en el sustrato hidrata la semilla, conllevando al inicio de la germinación. El paso del agua desde el sustrato a la semilla es un proceso físico, es decir, no hay en primera instancia cambios bioquímicos en la semilla, sino más bien movimiento de agua por osmosis desde el sustrato (donde hay más agua) hasta la semilla (done hay menos agua), razón por la cual esta última  comienza a hincharse o aumentar su volumen.  Este evento de absorción de agua es conocido como imbibición de la semilla (Fase I de la germinación).

Aunque el agua es importante para iniciar la germinación, hay que tener cuidado de no inundar o sobrepasarse con la cantidad de agua de riego, puesto que un exceso de agua en el sustrato, reduce el oxígeno necesario para la respiración de la semilla. En paralelo a la imbibición, la semilla comienza a respirar (usando el oxígeno disponible), dando paso a la reactivación del metabolismo de la semilla (Fase II de la germinación), en la que se usan y se queman las reservas guardadas como carbohidratos, lípidos o proteínas, según sea la naturaleza de la semilla. En el caso de las oleaginosas, la reserva principal son las grasas o lípidos, en las leguminosas las proteinas y carbohidratos, mientras que en el caso de los cereales es el almidón. Con el uso de estas reservas es que posteriormente crecerá el embrión (Fase III de la germinación) generándose en inicio una radícula, con lo que termina el proceso.

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Figura 2. Cambios en el volumen de la semilla de Pisum sativum a medida que avanza el tiempo de imbibición. Notese también los cambios bioquímicos relacionados a la posterior absorción de agua (Rolletscheck et al., 2009)

Radiación

Por lo general (no en todos los casos), las semillas muy pequeñas tienen poca cantidad de reserva energética en el endospermo o en cotiledones, por lo que necesitan detectar la presencia de luz para germinar y garantizar así la sobrevivencia de la futura plántula. Ejemplo de lo anterior lo constituyen algunas variedades de lechuga (buscar otras semillas fotoblásticas positivas). Por otro lado, las semillas grandes como por ejemplo las del maíz, tienen suficiente reserva energética como para germinar en luz y oscuridad (buscar otras semillas afotoblásticas o neutras) mientras hay otras especies que solo germinan en oscuridad (buscar fotoblásticas negativas).

Las semillas de malezas generalmente son fotoblásticas positivas, razón por la cual germinan aquellas que quedan expuestas a la radiación solar después de voltear el suelo con el paso de maquinaria agrícola. Que no germinaran a profundidades mayores en el suelo responde a un tipo de latencia, que garantiza la germinación escalonada del banco de semillas del suelo, y por ende, también la sobrevivencia de la especie en el tiempo. Para semillas con estas características la radiación estimula la germinación debido a que fomenta la reactivación del metabolismo, y a la posterior producción de hormonas que estimulan la germinación, como por ejemplo las giberelinas.

Presencia de sustancias activadoras o inhibidoras de la germinación

Muchas veces la latencia de semillas tiene que ver con este factor. En el caso de semillas de cereales, la germinación se ve estimulada por la síntesis de la hormona giberelina, mientras que el ácido abscísico es un potente inhibidor de la germinación. Si se pretende propagar plantas haciendo uso de semillas que tienen este “problema”, se deben realizar tratamientos previos como la lixiviación o lavado de las mismas con agua corriente o estratificación.

Cubierta seminal

Puede ser otra causa de latencia en semillas. Si la cubierta seminal es muy gruesa o dura, el proceso de imbibición puede hacerse lento o casi nulo, o la radícula tendrá que hacer mucho esfuerzo para atravesarla. En ambos casos, el proceso de germinación puede detenerse. Para las semillas gruesas o duras, se hace necesaria la aplicación de tratamientos de escarificación química o mecánica, con fines de reducir el espesor de la cubierta seminal y favorecer el proceso.

 

Madurez del embrión

Si se ha cumplido correctamente el ciclo de formación de la semilla, esta debería tener maduro el embrión, y listo para crecer cuando se presenten las condiciones ambientales adecuadas. Sin embargo, puede darse el caso de tener semillas vacías, con el embrión poco formado o sin él, y estas no germinarán. Antes de sembrar, es bueno realizar alguna prueba para confirmar la sanidad del embrión en los lotes de semilla. Comúnmente se realiza la prueba de tetrazolium, pero otra más fácil y económica es la prueba del barril con agua. Las semillas llenas y buenas deben irse al fondo del barril, mientras que las vacías van a flotar sobre el agua. Estas últimas deben descartarse para la siembra, lo que ayuda a incrementar el porcentaje de germinación de las mismas.

Por otro lado, hay que recordar que cuando se habla de material vivo como las plantas y semillas, hay que tomar en cuenta que sus respuestas son desencadenadas por múltiples factores. Que se manifieste la germinación satisfactoria en el campo, es una muestra de que hubo confluencia de todos los factores ambientales internos y externos adecuados en la semilla.

Adicionalmente, si no tienes la experiencia, te recomiendo que antes de realizar una siembra, conozcas un poco la especie, revises literatura o preguntes a quienes tengan experiencia con la semilla que en particular vas a sembrar y realizar pruebas iniciales de germinación a pequeña escala.

Aunque no es lo que se espera, es probable que después de tomadas casi todas las previsiones, el proceso no ocurra a gran escala. En ese caso, verifica que las semillas todavía estén en el suelo y que no hayan sido arrastradas por lluvias torrenciales o haber sido objeto del ataque de plagas en la zona que las consuman o las desplacen.

En el campo agrícola hay que tomar en cuenta muchos factores, y aún así es común que surjan algunos inconvenientes para los que hay que estar preparados. Es por todo esto que ser agricultor no es una labor fácil, y debe agradecerse la entrega y dedicación de estas personas que invierten su tiempo y dinero para producir alimentos.

Hasta un próximo artículo.

 

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